Los seres queridos (una traducción de ‘The Dear Ones’, de Margaret Atwood)

It’s been a while since I translated a poem. One morning while doing something else, you randomly take a book from the shelves, open it and find a poem that speaks to you, and calls you to translate it, in order to share it with others who also share your mother tongue. (Por favor notar que soy mexicano, y como tal lo he traducido en el español que yo uso).

It’s scary to think that it’s been, by the way, almost 20 years since I wrote about the question of languages and translation in Margaret Atwood (Priego 2002).

I’d like to dedicate this version to my mother and to my sister Patricia, who are fluent in the languages of love, care, and mourning.

Los seres queridos, de Margaret Atwood (2020)

Pero ¿dónde están? No puede ser que en ningún sitio.
Antes se decía que se los habían llevado los gitanos,
o la gente chiquita,

que no era chiquita, sino tentadora.
Se los llevaban a una colina,
a aquellos seres queridos. Había oro, y baile.

Tenían que haber vuelto a casa a las nueve.
Les llamaste. Los relojes, desalmados, 
repicaban como hielo, como metal. 

Una semana, dos semanas y nada.
Pasaron siete años. No, veinte.
No, cien. Pónle más.

Cuando finalmente aparecieron
sin envejecer ni un día
deambulaban en andrajos por la calle

descalzos, con el cabello enmarañado,
aquellos que por tanto tiempo les habían esperado
ya llevaban décadas de muertos.

Este era el tipo de historia
que solíamos contar. Nos consolaba de algún modo
porque lo que decía es 

que todo mundo tiene que estar en algún sitio.
Pero los seres queridos, ¿dónde están?
¿Dónde? ¿Dónde? Después de un tiempo

suenas como un pájaro.
Paras, pero la tristeza sigue llamando.
Te deja y se va volando

sobre los fríos campos de la noche,
buscando y buscando,
sobre los ríos,
sobre el aire vacío.



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Atwood, Margaret (2020). “The Dear Ones”, in Dearly. Poems. Pages 40-41. London: Penguin Random House.

“The Dear Ones” is © O.W. Toad, Ltd. 2020.