Ay, ¡qué soledad! Juanga siempre en mi mente

"Sagrado Corazón de Puñal" Ilustración por: Medusczka Técnica: Pintura acrílica Serie: El Mujercito Charro 2013 ©Medusczka
Ilustración por Medusczka, 2013 ©Medusczka

Hay un dicho que gusta mucho en México: no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde. Ayer perdimos a Juanga.  Su corazón, tras 66 años de pasión, finalmente descansó.

Ha sido un año de pérdidas. El duelo que siento desde ayer es muy extraño; lo sentí muy diferente cuando, al principio de este año esa otra gran superestrella de mi panteón personal, David Bowie, nos dejó en su propio viaje interestelar.

Lamentablemente suele pasar que cuando alguien muere quienes le eran más cercanos (o no) puedan sentir un tipo de posesividad; una especie de egoísmo que es quizá expresión de su propio duelo, un deseo por no soltar todavía a quién se ha ido. Decir: era mío; era mía, y a ti, ¿quién te da derecho a sufrir?

Pero los difuntos son de todos, porque cada uno, célebre o no, es una estrella más en nuestro firmamento común. El mundo ya no será el mismo para nadie.

La noche en que me enteré que Juan Gabriel murió me dí cuenta nuevamente de su gran influencia en mí y descubrí un tipo de dolor que todavía no puedo comparar con otro que haya sentido, includo en estos años recientes en que he perdido a tantas figuras públicas que me guiaron, directa o indirectamente, para poder llegar a ser la persona que yo día a día construyo como Yo.

Y es que a través de más de cuarenta años de carrera Juanga se encargó de poblar el imaginario colectivo latinoamericano, hispanoblante, de un vocabulario sentimental. Juanga, siempre en mi mente, desde niño, en que “No tengo dinero” tatuó en mi conciencia una poética de la carestía y del desamor. Resultaría insoportable intentar un análisis del valor lírico-musical y trascendencia cultural de la extensa discografía de Juan Gabriel, sobre todo en este momento en que sentimos con tristeza su muerte.

Anclado con firmeza en la cultura popular de mayor alcance social a nivel internacional, Juan Gabriel, como persona y como proyecto artístico, invita pero resiste el análisis: transcendió hacia el éxito total porque fue. Juan Gabriel logró estar en todos lados, sintetizar opuestos, desafiar expectativas e intolerancias, fue amado y odiado, logró profundidad y vacuidad, unió tristeza y fiesta en una obra de arte larguísima, viva, valerosa, sincera. Un grito sostenido de vida.

Creo es justo decir que ni yo ni mi familia fuimos fieles escuchas de Juan Gabriel, pero su presencia era innegable y no había manera de escapar su influencia. Los títulos de sus canciones y varios versos de su lírica (incluso letras completas) se sabían de memoria. En más de una ocasión grupos de amigos de juventud, todos con camisetas negras de grupos de rock, cantamos en cantinas, entequilados hasta la nostalgia infinita compartida, sus himnos a la imposibilidad y la derrota. (“Ese amor nunca llegó/Hoy mi soledad cada vez más triste/Y más oscura pueden ver/Hoy en esta edad aún me preguntan mis amigos/Y es triste responder/Yo no nací para amar…”) Eso fue para mí ese fenómeno conocido como Juan Gabriel, una educación sentimental, la lírica popular mexicana como poesía compartida, la expresión franca de la herida abierta, de la melancolía del ser.

Para mí, Juanga estuvo y estará siempre en mi mente como un ejemplo de triunfo a toda costa. En retrospectiva en su carrera veo la valiente, sensible,  inteligente,  síntesis popular, accesible y colectiva del sentir de un pueblo. Juan Gabriel desclosetó a México y a Latinoamerica y le enseñó a sentir y los hizo bailar llorando. Para mí escribir estas líneas es una forma de desclosetar un gusto que por años o resistí o di por sentado.  Juan Gabriel expresó -expresa- lo que millones reprimieron y reprimen.

Cada quien tendrá sus canciones favoritas de Juanga, cada quien por razones seguro diferentes. Será por la edad en que yo tenía en 1987 pero ‘Debo hacerlo‘ me sigue pareciendo un tema imprescindible*:

Porque es que más no puedo
Si en el mundo hay tanta gente diferente
Debo, puedo y quiero
Tengo el derecho de vivir
Quiero, puedo y debo
Con alguien compartir.

Debo hacerlo todo con amor
Hoy esta noche yo saldré a algún bar
Si no me escapo de ella va acabar con esta fuerza de voluntad
Parando el corazón.

 

Para sus escuchas, Juanga lo hizo todo con amor, hasta que el corazón no dio más.

Descanse en paz, Juan Gabriel.

 


*Compárese la letra de ‘Debo Hacerlo’ (1987) con la letra de ‘How Soon is Now?’ (1985) de Morrissey y Marr:”I am human and I need to be loved/ just like everybody else does/There’s a club if you’d like to go/ you could meet somebody who really loves you/so you go, and you stand on your own/and you leave on your own/ and you go home, and you cry/and you want to die”.